domingo, 23 de octubre de 2011

Cubalandia, trabajo por cuenta propia


La apertura en Cuba de nuevas formas de trabajo no estatal constituye el suceso desencadenante de la más reciente propuesta de El Ciervo Encantado. Cubalandia, performance en escena creada por la actriz Mariela Brito, se sumerge en los actuales desafíos de la nación caribeña de una manera que podría resultar totalmente insólita para quienes han seguido de cerca la obra de este colectivo.

Sin embargo, la nueva creación no se aleja en lo absoluto de los postulados que rigen la labor del equipo fundado, hace ya quince años, por Nelda Castillo. Cambia quizás el punto de vista, pero no la manera de escudriñar lo cubano, ni la intensidad de esa indagación, que esta vez, eso sí, asume contenidos más inmediatos y pone en escena un collage de valores traficados.

Lo que en otras puestas de este grupo aparece como exorcismo, planteado desde el dolor y la angustia, en Cubalandia es irrisión, choteo, despelote. Yara La China es una cubana que trasiega mercancías baratas y que es capaz de casi todo para ganarse la vida. Su rostro nos enfrenta a la total disolución del sujeto moral. El referente es, sin duda, la Madre Coraje de Brecht, un ser tensado hasta el límite para que seamos conscientes como espectadores de su propia naturaleza no tan distante de la nuestra.

De este modo Cubalandia se presenta como un teatro político de estirpe brechtiana, en línea con una tradición que el propio Brecht aprendió del gran Karl Valentin.

Fundadora del grupo, Mariela Brito ha desarrollado un nivel de excelencia en su trabajo que le permite afrontar los riegos de una máscara como esta, rayana en lo vulgar, excéntrica y locuaz hasta el delirio.

Tacones, uñas postizas, peluca, maquillaje, un short muy corto y el ombligo afuera arman un ser del que también forman parte el celular, el universo sonoro-danzario del reggaetón, y las protecciones que representan de un lado Fidel y Raúl Castro y del otro el indio tradicional que hace parte de nuestra religiosidad popular.

Una pauta fija relacionada con los objetivos del personaje –lograr clientes para sus ofertas de excursión a la isla caribeña– y una total libertad para improvisar, siempre sacando partido de la comunicación viva con el espectador, completan el trabajo. No hay descanso para la actriz, pero tampoco apoyaturas.

A cada instante la máscara pide más de ella, la pone más en riesgo, la obliga a mirar a los ojos de la gente. Mariela Brito hace de su propio cuerpo el escenario del conflicto.

Su creación abre un grupo de interrogantes sobre el sujeto y su relación con el medio. La actriz camina por el filo de una navaja. Vender un país es, sin duda, un acto desesperado de supervivencia.

1 comentario:

Vampira Dea dijo...

Como estás? acuerdate de mi? Del Laboratório en Lima.
Tu blog es bueno! Felicitaciones y estas fotos Del Cievo Encantado estan lindas.