miércoles, 26 de diciembre de 2018

Arrivals, obra-archivo y performance-testimonio*


 Jaime Gómez Triana

Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde, conoce toda la magnitud de su miserable condición: en ella piensa durante su descenso.La clarividencia que debía constituir su tormento consuma al mismo tiempo su victoria.

Albert Camus

Llevar a la escena, amplificar, poner bajo los focos, prácticas y conductas de los cu­banos y cubanas de todos los tiempos ha sido a lo largo de su trayectoria uno de los principales objetivos de El Ciervo Encantado, grupo de teatro fundado en 1996 por la actriz, directora y profesora Nelda Castillo. Puesto el énfasis en una reflexión que tiene su principal eje en la existencia misma de la Isla y sus márgenes, estos creadores han buscado desentrañar el comportamiento psicosocial  de los nacidos en Cuba. Primero, mediante el estudio de patrones y estereotipos que forman parte del imaginario general y más recientemente, a partir del análisis de las respuestas individuales o colectivas ante las circunstancias que constituyen nuestro día a día.

Lejos de la autocomplacencia, de concesiones comerciales y de cualquier forma de panfleto. El Ciervo Encantado nos presenta -con dignidad y civis­mo, algunas veces con amargura y otras con ironía, pero siempre a través del rigor y el riesgo- algunas de nuestras imágenes más terribles. De ahí que su quehacer, si bien se asocia desde el punto de vis­ta estético a la línea ritual-performativa (Artaud, Grotowski, Living Theatre), se conecte de manera rotunda con la tradición del teatro político (Piscator, Brecht). Sea cual fuere el punto de partida, la recuperación de la Memoria o la necesidad de de­nunciar las contradicciones presentes en el aquí y ahora la nación, la interpelación del grupo es siem­pre propiciatoria. Sus obras, todas, buscan conju­rar un estado de cosas a partir del diálogo directo con un espectador que es conminado a reflexionar acerca de los ángulos más agudos del devenir na­cional, esos "horrores del mundo moral" que ya José María Heredia contraponía, en el caso cubano, a "las bellezas del físico mundo".

Siempre con esa perspectiva, la creación escé­nica de Nelda Castillo se ha manifestado, según su propia definición, a través de la configuración de "rituales de la memoria”. Es el caso de espec­táculos como El ciervo encantado -que dio nombre al grupo-, De donde son los contantes, Pájaros de la playay Visiones de la cubanosofía. Luego de estas puestas, a las que me gusta clasificar como espectáculos-altar, Variedades Galiano marcó un vórtice en la producción del grupo y funcionó como obra de transición hacia creaciones tales como Cubalandia, Rapsodia para el mulo, Triunfadela, Guan melón!!! Tu melón!!!, y las más recientes Departures y Arrivals, que la directora clasifica como "performances en escena”. Las piezas dentro de este segundo grupo evidencian una necesidad de indagación-intervención urgente y sus referentes inmediatos se encuentran directamente en la calle, en las experiencias cotidianas o en las propias biografías de los intérpretes. Son obras que se sustentan en un punto de vista más antropológico, testimonial, político, e incluso configuran distintos tipos de archivos.

Vale la pena detenerse en la noción “performance en escena", peculiar no solo por su aparente naturaleza contradictoria, sino porque expresa una estupenda síntesis del devenir de El Ciervo Encantado, que además de espectáculos propiamente dichos, ha presentado al público tres ediciones de su café-teatro (La Siempreviva I y II y La última cena), performances (Humo en las altas torres, Escachalataescachalataescach, Isla Flotantes, Iré a Santiago, Mesa redonda performativa); happenings (La tempestad y la calma. Ausencia justificada, A la eterna memoria, Referencias territoriales, Dramaturgia de la Revolución, Elvis en La Habana, Artista del pueblo), exposiciones (la dedicada a los diez años del grupo en la biblioteca del Instituto Superior de Arte y otra por sus quince años en la galería Raúl Oliva), e intervenciones públicas (Enriqueta al debate cultural, Cubita luchando la firmeza, La lista de Schindler) y digitales (agrupadas en la acción Respuesta rápida).

Este proceso pone de manifiesto la indagación sistemática del grupo en los recursos expresivos de los actores, lo cual implica no solo un entrenamiento particular, sino también la consolidación de un compromiso ético, artístico y cívico. La conciencia acerca de esa responsabilidad hace que cada personaje o acción se sustente en la necesidad de expresar algo realmente necesario tanto para el intérprete como para los públicos que interactúan con las obras, que pueden ser los que asisten al teatro, los participantes de un debate sobre política cultural, los destinatarios de un correo electrónico, o los que concurren a una exposición o a la presentación de un libro. Esta concepción integral del performer es fundamental, puesto que da sentido al quehacer colectivo en tanto acción presente, y no como representación (entendida esta última como construcción mimética de personajes y acciones de ficción). Es particularmente interesante el modo en que se funden en esta concepción del teatro la propuesta ritual, el atletismo afectivo de Artaud, y el extrañamiento épico, analítico y reflexivo, propuesto por Brecht.

Nelda Castillo consolida definitivamente el concepto “performance en escena" en Departures y Arrivals. Si en las piezas anteriores el oficiante-actor-caballo-médium encarnaba un personaje que aparecía como máscara, como ser convocado en el trance, como artificio orgánico, en estas dos últimas propuestas es Mariela Brito, fundadora del grupo junto a Nelda Castillo, quien presenta. Lo hace en su condición de performer, de alguien que está implicada desde su identidad personal, generando una acción que utiliza el testimonio, que construye un archivo y que deviene instalación, o, mejor, dispositivo. Estas estrategias de organización del discurso confluyen, a partir de un concepto general, en una pieza única, cohesionada y coherente.

Ya me he referido a Departures en un texto precedente, de modo que abordaré a continuación solo la obra más reciente de El Ciervo, que sin duda da cuenta de una radicalización de los procederes estéticos del grupo, capaz de transformar permanentemente sus maneras de obrar. Estrenado en junio de 2018, Arrivals da cuenta de un momento crucial en la vida de todo el que ha salido de Cuba.

Hacer las maletas de regreso a la Isla suele confrontarnos con diversas tramas de nuestra existencia, marcadas por la carencia y la terrible ansiedad que engendra tener que conseguir algo que no existe en el país, que está en falta o que, si aparece, estará “multado", una y otra vez hasta alcanzar el cuádruple o quíntuple de su valor inicial. Comprar para uno mismo, para la familia o para los amigos, productos que asombrarían a otros viajeros, ha obligado a cubanas y cubanos a confeccionar listas minuciosas e inauditas en las que se juntan artículos de primera necesidad, alimentos, medicamentos, e incluso piezas de colección -a veces se trata de encontrar la aguja de un tocadiscos búlgaro o un repuesto para un FIAT argentino-. Sumados unos y otros en escena, arman un conjunto francamente inverosímil, no realista, pero tan cierto como nuestras vidas, signadas por el aislamiento, la heredada monoproducción, el bloqueo estadounidense, la doble moneda, la penalización del dólar, la baja productividad, los magros salarios, el burocratismo de estirpe soviética y otros muchos males que acaban por dejar a la mayoría de los residentes de la Isla expuestos aun sinnúmero de escaseces y privaciones.

Claro que lo más terrible no es tener que conseguir productos inauditos y meterlos en la maleta, una aventura que bien podría dejar pasmado al mismísimo Thor Heyerdahl, sino el temor de que cualquiera de esos efectos, finalmente conseguidos, pueda desaparecer en algún aeropuerto. Algo que sucede por muchas razones, entre ellas, no poder pagar por el exceso de equipaje, la desconocida y casi siempre absurda prohibición de salida del país o de entrada al nuestro de algún artículo (por estar incluido en la lista negra de la aduana, acusado de “alto consumidor energético", sospechoso de “valor comercial” o “agente biológico"), o incluso por el más descarado acto de latrocinio. Si alguno de tus artículos no logra entrar, nada ni nadie podrá sacarte de arriba la iracunda depresión por la derrota. Pero si hay oportunidad, no queda otro remedio que volver a pasar por eso, hasta que te conviertes en un Sísifo trasnacional, víctima de un Injusto sistema de redistribución de las riquezas, rehén de la historia. No obstante, aquí se habla de la importación para uso personal de pasta y cepillos de dientes, de papel sanitario, de algún chorizo, de pañales desechables...

Poco nos hace cuestionarnos nuestra dignidad tanto como esa maleta y esas listas. Veo Arrivals y no puedo dejar de pensar en los que no viajan, en los que no tienen a nadie afuera, en los que ven esos artículos como algo lejano, imposible, prohibitivo. Soy privilegiado, me puedo poner de un lado y del otro, pero nada me confronta más que esa posibilidad, el espectáculo me quiebra, me ubica. De hecho, allí está mi voz, mi lista, me reconozco y me desconozco, allí estoy y no puedo esconderme. Mariela Brito no dice nada, pero, sin duda, es ella la más elocuente, su silencio es radical. La conozco y sé que su columna no está bien, ha sido sometida a una compleja intervención quirúrgica hace unos años, a veces se queda paralizada. Aun así, está en escena, echándose a la espalda una mochila muy pesada que jamás podrá pasar como equipaje de mano, arrastrando una maleta enorme, encorvándose una y otra vez para embalar cuidadosamente cada ítem. La pieza lleva al límite el cuerpo físico de la performer, es un bucle Infinito. Es Sísifo, que rueda loma abajo convertido en la piedra. Cuando la acción termina hay que deshacerlo todo y ponerlo a punto para el siguiente día.

Muchos artistas están en contra de la repetición de los performances. Piensan que volver a hacerlos teatraliza y que la teatralización banaliza. El Ciervo Encantado ha puesto, sin embargo, esa repetición al centro mismo de su propuesta. Lo más importante para estas creadoras es el encuentro con el espectador, que hace absolutamente única e irrepetible cada edición de la propuesta, una propuesta no señalizada, sino sostenida. El mayor acto de resistencia es justamente poner el performance en escena, una y otra vez, mientras sea posible, y compulsar al público a una recepción diacrónica, aquietar al espectador para inquietarlo, comprometerlo, hacerlo cocreador, participante capaz de sentir su propia responsabilidad para con su contexto.

La presencia real del performer, la tensión más allá de los límites de sus fuerzas, son características fundamentales del también llamado "arte de acción". No obstante, como Departures, este performance se estructura, ya lo hemos dicho, a partir de la confluencia de acción, archivo y testimonio. La pregunta de la primera pieza de este par -¿por qué te fuiste de Cuba?- es sustituida aquí por la solicitud de listas de viajes. Los destinatarios hemos sido personas cercanas al Ciervo, casi todos artistas, intelectuales, la mayoría gente de teatro, todos espectadores cotidianos de las obras del grupo y. de algún modo, interlocutores. Las cartas y correos electrónicos de la primera obra, algunos leídos por Mariela durante la ejecución, otros dispuestos para que los espectadores pudieran descubrirlos por sí mismos, son ahora notas de voz que se convierten en banda sonora. Mariela es ella misma, la que se va en Departures, y el dispositivo recuerda la habitación de un hotel la noche antes de regresar a la Isla.

Audífonos y una pantalla al fondo generan la música que escuchamos. Al inicio, el video, quizás de YouTube, pasa la letra en español del “Va, pensiero”, el coro del tercer acto de la ópera Nabucco con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Temistocle Solera, que, inspirado en el Salmo 137, canta la historia del exilio hebreo en Babilonia tras la pérdida del primer templo de Jerusalén. Como cierre, el “Bolero" que hace noventa años compuso Maurice Ravel para la bailarina Ida Rubinstein. Sin embargo, las notas de voz de quienes enviamos al grupo nuestras listas, hacen parte también de una concepción musical más amplia, al tejerse perfectamente en una pieza única, creada en colaboración con la compositora Sunlay Almeida Rodríguez. Esta podría ser leída como producto de la subjetividad de la performer, pero en realidad actúa como una cámara de eco que amplifica su acción y establece una presencia coral. Es justamente esa compilación de voces diversas en cartas, correos o notas de voz, la que compone el archivo que las performances presentan, al tiempo que comunican el testimonio íntimo de Mariela Brito, sus propias experiencias acerca de la partida y su lista personal deque poco a poco va embalando, y en la procedencia de las bolsas de compra, algunas de Ecuador, otras de México o de los Estados Unidos.

Distante y en silencio la acción de la performer llega a desesperarnos, hay momentos en que queremos irrumpir su espacio para ayudarla a cerrar un zíper, advertirle de la fragilidad de algún objeto que irremediablemente se va a quebrar o sobre los artículos que no se pueden llevar en la cabina del avión. Ella lo tiene claro y todo al final funciona según una acción real, no premeditada o ensayada. El objetivo es el mismo, alistarse para la partida, esta vez de regreso, y no dramatizar. La pieza repite paso a paso la estructura de otra: “paso es el paso del mulo en el abismo”. Lezama está presente porque hace parte de la biografía de la performer. Pero lo importante aquí no es el mulo que trasiega su sobrevida, sin dioses, sino la reflexión en torno al abismo, a qué lugar se arriba cada vez que se vuelve. ¿Aún existe la Isla o ya solo existe la maleta? Pero, por favor, aunque la pieza propicia otras múltiples lecturas dispuestas en niveles sucesivos, no olvidemos que aquí se habla de la importación para uso personal de pasta y cepillos de dientes, de papel sanitario de algún chorizo, de pañales desechables...

Como el Sísifo de Camus, Mariela y Nelda cargan su acción de clarividencia y nos confrontan para remover las bases de nuestra inconciencia. Esa es su contribución, su victoria.

* La Gaceta de Cuba, no.6, noviembre-diciembre, La Habana, 2018, pp. 57-59.

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