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En 2009 durante
el Coloquio 80 Revueltas en la Casa de las Américas.
Foto: La
Jiribilla
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Vicente Revuelta ha sido padre y
guía del teatro en Cuba. Su magisterio fue la inconformidad. Nadie como él
movió más entre nosotros el pensamiento escénico. Fue un hombre puente y nos
conectó con el gran teatro del mundo (Stanislavski, Brecht, Artaud, Grotowski…).
Estoy entre los que no pudo ver sus grandes obras, considero sin embargo, que
no hay modo de imaginar nuestro teatro, mejor o peor, sin sus puestas
iluminadas. No obstante, su principal enseñanza está en su gesto. Lo recuerdo
como un hombre en permanente fuga, que se escapaba constantemente de lo
trillado, de las fórmulas, de lo no vivo e incluso de sí mismo. Siempre decía
que su gran error fue no quedarse entre los integrantes del Living Theatre cuando coincidió con ellos durante la gira
europea de La noche de los asesinos. Sin
duda, el espacio de absoluta libertad y constante mutación que caracterizaba al
grupo norteamericano se avenía perfectamente a su naturaleza. Lo cierto es que
no se quedó entonces, regresó y siguió trabajando entre nosotros;
revolucionando permanentemente, abriendo nuevas puertas, siempre muy cerca de
los más jóvenes. Sentiremos inmensamente su falta, sin embargo, no estoy
triste. Pienso en él y recuerdo su sonrisa sabia y maldita de niño-viejo, su
manera de jugar y escapar. Hoy quiero pensar que finalmente logró aquel sueño
que, en la distancia, recordaba con nostalgia. Vicente no ha muerto, solo se
fue con el Living.
1 comentario:
HERMOSO. GRACIAS.
Y LA FOTO ES BELLA.
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